Una parte considerable de lo que colocamos en el contenedor de basura (40%) no se puede reutilizar y termina en vertederos o plantas de conversión de residuos en energía. Y también lo que se recicla, sirve para objetos diferentes y menos valiosos que los originales.
Italia es un país que recicla mucho. En Europa, somos los primeros en recuperar residuos, con el 79% de la recolección total, a la par con Alemania. "Gracias a nuestra tradición de país con pocos recursos, explica el ecologista Ermete Realacci. Hemos estado reciclando trapos para hacer papel o chatarra para hacer objetos de hierro durante siglos".
Sin embargo, según Corepla (el consorcio nacional para la recolección de envases de plástico), en nuestro país, en 2017, solo el 43,5% de los envases recogidos se envió para reciclaje. El resto terminó en plantas de conversión de residuos en energía (40%) y en vertederos (16.5%). Pero de este 43.5% comenzó a reciclar, ¿cuánto fue realmente reciclado? Es decir, ¿cuánto de este plástico se ha convertido en nuevos objetos, nuevos contenedores, nuevos envases? "Aproximadamente el 40% del plástico recolectado no se puede enviar para su reciclaje y termina en plantas de conversión de residuos en energía o de cemento (que lo queman para producir energía)", dijo recientemente el presidente de Corepla, Antonello Ciotti, a Corriere.
Por lo tanto, para el Consorcio, solo el 60% del plástico recolectado se recicla realmente.